El judo es un deporte olímpico de lucha. Se practica por parejas y cada judoca intenta proyectar hábilmente a su oponente cuando se encuentran de pie o de dominar y controlar el cuerpo del oponente cuando se lucha en el suelo. Pero el judo no es, simplemente, una lucha. Tiene un transfondo ético y filosófico de considerable importancia, y es esto precisamente lo que le distingue de otros deportes de lucha.
Es un deporte muy educativo tanto para el desarrollo físico como para el desarrollo psicológico de los niños. A pesar de su gran eficacia, las técnicas de judo se pueden aplicar dentro del marco de un entrenamiento o de una competición sin representar un peligro real para el oponente. El espíritu de judo sobrepasa la noción del combate para dirigirse hacia otro objetivo: el descubrimiento de uno mismo. La práctica del judo, en un ambiente de armonía y convivencia, permite al alumno aprender a desarrollar progresivamente sus capacidades físicas y mentales.
Si tratamos de establecer una definición de Judo, encontramos que se puede orientar en varios aspectos. Puede decirse que es una disciplina deportiva, porque el practicante está sometido a una práctica constante y rigurosa para fortalecer los músculos, mejorar los movimientos que debe realizar y mantener una sana disposición mental; también está considerado como un arte marcial, pues puede ser un medio eficaz de defensa y ataque ya que sus movimientos derivan del antiguo Jiu Jitsu; como deporte de combate, cuyo objetivo es vencer al contrario utilizando o aprovechando los desequilibrios adecuados para derribarlo, vencerlo con estrangulaciones, palancas de brazo e inmovilizaciones.
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